¿El mundo nos debe o nosotros le debemos al mundo?

La mayoría vivimos según un paradigma destructivo y paralizante: “el mundo nos debe”. Bajo esta creencia tenemos pensamientos y sentimientos tales como la envidia, los celos, desear lo que tiene el otro, compararnos con los demás, etc.

Vivir bajo esta forma de pensar genera el sentimiento de que nos falta algo, debido a que siempre encontraremos a quien envidiar, también notaremos que alguien tiene algo que deseamos y no tenemos y cuando nos comparamos con los demás encontraremos que habrá personas más exitosas, más ricas, más bellas físicamente, más inteligentes, etc. Compararnos con los demás nos coloca en una posición en la que siempre perdemos.

Un nuevo paradigma

Si cambiamos la manera en que enfocamos la vida, si dejamos de pensar solo en nosotros y ponemos nuestra atención en servir a los demás, nuestro paradigma cambiará. Pasaremos de “el mundo nos debe” a nosotros “le debemos al mundo”, lo que nos llevará a pensar en qué es lo que podemos hacer por el mundo. Cuando nos colocamos en esa situación se abren nuevos caminos, totalmente diferentes, que nos enfocan en los demás. Nuestro ego disminuye y somos mucho más felices debido a que sentimos el gozo de hacer algo importante, estimulante y positivo por los demás.
Pasar de quejarnos de lo desgraciados que nos sentimos, porque no obtenemos todo lo que deseamos y creemos que merecemos, a una visión totalmente nueva dónde estamos deseosos de servir a los demás, nos coloca automáticamente en una posición de agradecimiento. Nos sentimos agradecidos por lo que nos va sucediendo y más bendiciones recibimos día a día. La postura de agradecimiento nos estimula positivamente frente a cualquier situación que nos toque vivir y una visión positiva engendra nuevas cosas, personas y situaciones que nos acompañan a modo de “coincidencias” facilitándonos avanzar. Entramos en una especie de círculo virtuoso que genera una mayor alegría de vivir.

Una nueva visión de nosotros mismos

Cuando pensamos y buscamos de que manera podemos servir a los demás con nuestro aporte, pasamos de un pensamiento de imposibilidad: “no puedo” a uno de potencialidad total “qué puedo hacer” y “cómo puedo hacerlo” con lo que se abre un mundo de posibilidades que antes estaban ocultas para nosotros. Cuando pensamos de esta nueva forma, nuestro cuerpo, mente y espíritu se predisponen para la acción y cobramos un nuevo impulso de vida que nos catapulta rápidamente hacia una clase de felicidad que hoy desconocemos.
A modo de conclusión podemos decir que existen dos clases de personas muy diferentes:

  • Las que creen que “el mundo les debe”
  • Aquellas que consideran que “le deben al mundo”

Deberíamos preguntarnos en cuál de estas categorías estamos hoy y si queremos hacer algo para cambiar. El cambio vale la pena, el premio, es nada menos que una mayor alegría de vivir y la dirección correcta hacia la felicidad que tanto deseamos.

Autor: N.C. Kurt

Fuente de la Fotografía: Foto Gratis